
Yo la había conocido por casualidad hacía unos meses, y ella no me recordaba. Se contoneaba con ademanes de aire, de la punta de los tacones a los suspiros de sus labios. Demasiada hembra para mí, jamás me hubiese prestado atención...y yo no pensaba más que en satisfacer sus crueles caprichos de perrita de pedigree.
Pero haciendo un poco de historia logré averiguar que hacía mucho tiempo mi madre había sido amante de su padre, y decidí dar a la sangre una segunda oportunidad y pensé en susurrárselo al oído cuando la tuviese entre mis brazos. Quizá ella también lo supiese, y entonces sería bello saber que de alguna forma estábamos predestinados.
1 comentario:
Jiji. Precioso.
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