martes, 25 de mayo de 2010

Softy Murder

Entró en el piso. Las luces estaban apagadas. El brillo de las farolas penetraba por las rendijas de la persiana.
A Jack of Hearts no le importaba lo más mínimo lo que el doctor pensara sobre su caso. Había estado dándole vueltas a lo que habían hablado en la última sesion. Había estado dándole vueltas... Si el doctor se esforzaba en poner la información sobre la mesa, sólo hacía que su posición le resultase más evidente, pero no planteaba ninguna solución al caso.

Es cierto que no podía prescindir de sus servicios. No ahora que estaba completamente solo. Pero necesitaba organizar lo que él mismo creía la táctica más adecuada, algo más contundente y violento...

Si el doctor hubiese sabido lo que a Jack se le pasaba por la cabeza en aquel momento, seguramente habría sentido la necesidad de volver a internarle. Es por tu bien Jack...en unos días estarás mejor...
Se sirvió una copa de gin&fire. Así era como solía llamar a aquella mezcla de ginebra, soda y tabasco. Se dejo caer en el chester blanco. Un cigarro humeaba sobre el cenicero de cristal.
Sí. No podía confiar en el doctor. Tenía que jugar lo más rápido posible, al margen de su control, haciéndole pensar que todo iba según lo planeado. Y mientras se hacía cada vez más de noche, Jack iba reuniendo una a una las piezas del acertijo, conectándolas en una red que no daba lugar a la imprevisión:
-Sí...eso es...ya te tengo...

Tomó un sorbo de ginebra
-...ésta es mi guerra...Ahora ésta es mi guerra, doctor...

La mañana amenazaba las calles. Las farolas se apagaron de repente.
Había pasado la noche poniendo a prueba la solidez de la trama hilo por hilo, paseando de un lado a otro de la habitación, agitando las manos, reparando los puntos débiles...
Con un chasquido, dio la última calada al cigarro; sostuvo un momento la copa titilante.
Acababa de sumergirse en su nueva ocupación: destruir a Softy Murder.

domingo, 23 de mayo de 2010

Historia del tercer Saalik

"Mi historia es tan prodigiosa, que si se escribiera con una aguja en el ángulo interno del ojo, sería motivo de reflexión para el hombre sensato...

...Entonces, ¡oh señora mía! salí del salón en que me hallaba, y con las llaves en la mano empecé a recorrer aquel palacio, que aún no había tenido tiempo de ver, pues mi cuerpo y mi alma habían estado encadenados en el lecho entre los brazos de las jóvenes. Y abrí con la primera llave la primera puerta. Me vi entonces en un gran huerto, rebosante de árboles frutales, tan frondosos, que en mi vida los había conocido iguales en el mundo. Canalillos llenos de agua los regaban tan a conciencia, que las frutas eran de un tamaño y una hermosura indecibles. Comí de ellas, especialmente bananas, y también dátiles, que eran largos como los dedos de un árabe noble, granadas, manzanas y melocotones.

Cuando acabé de comer di gracias por su magninimidad a Alah, y abrí la segunda puerta con la segunda llave. Cuando abrí esta puerta, mis ojos y mi olfato quedaron subyugados por una inmensidad de flores que llenaban un gran jardín regado por arroyos numerosos. Había allí cuantas flores pueden criarse en los jardines de los emires de la tierra: jazmines, narcisos, rosas, violetas, jacintos, anémonas, claveles, tulipanes, ranúnculos y todas las flores de todas las estaciones. Cuando hube aspirado la fragancia de todas las flores, cogí un jazmín, guardándolo dentro de mi nariz para gozar su aroma, y di las gracias a Alah el Altísimo por sus bondades.


Abrí en seguida la tercera puerta, y mis oídos quedaron encantados con las voces de numerosas aves de todos los colores y de todas las especies de la tierra. Estaban en una pajarera construida con varillas de áloe y sándalo. Los bebederos eran de jaspe fino y los comederos de oro. El suelo aparecía barrido y regado. Y las aves bendecían al Creador. Estuve oyéndolas cantar, y cuando anocheció me retiré.


Al día siguiente me levanté temprano, y abrí la cuarta puerta con la cuarta llave. Y entonces, ¡oh señora mía! vi cosas que ni en sueños podría ver un ser humano. En medio de un gran patio había una cúpula de maravillosa construcción, con escaleras de pórfido que ascendían hasta cuarenta puertas de ébano, labradas con oro y plata. Se encontraban abiertas y permitían ver aposentos espaciosos, cada uno de los cuales contenía un tesoro diferente, y valía cada tesoro más que todo mi reino. La primera sala estaba atestada de enormes montones de perlas, grandes y pequeñas, abundando las grandes, que tenían el tamaño de un huevo de paloma y brillaban como la luna llena. La segunda sala superaba en riqueza a la primera, y aparecía repleta de diamantes, rubíes azules y carbunclos. En la tercera había esmeraldas solamente; en la cuarta, montones de oro en bruto; en la quinta, monedas de oro de todas las naciones; en la sexta, plata virgen; en la séptima, monedas de plata de todas las naciones. Las demás salas estaban llenas de cuantas pedrerías hay en el seno de la tierra y del mar: topacios, turquesas, jacintos, piedras del Yemen, cornalinas de los más variados colores, jarrones de jade, collares, brazaletes, cinturones y todas las preseas, en fin, usadas en las cortes de reyes y de emires.
Y yo, ¡oh señora mía! levanté las manos y los ojos, y di gracias a Alah el Altísimo por sus beneficios. Y así seguí cada día abriendo una o dos o tres puertas hasta el cuadragésimo, creciendo diariamente mi asombro, y ya no me quedaba más que la llave de la puerta de bronce."



El libro de las 1001 noches.

martes, 18 de mayo de 2010

Eventos señalados


Damas y caballeros,


acabo de descubrirme mi primera cana.


15.40 del 18/05/2010

lunes, 17 de mayo de 2010

El día de los débiles

Aprendemos a ser fuertes y fríos, aprendemos a sonreir y a caminar después de la catástrofe. Los débiles somos así: demasiado estúpidos para ofrecer una pizca de atractivo al mundo, por mucho que seamos tras el cerco de la intimidad; demasiado francos para crear humor o arte, para vender y comprar en el mercado de las relaciones sociales. Somos incapaces de conseguir lo que merecemos. Lo sé porque he estado desnudo algunas veces, algunas sin ser capaz de quitarme esa mugre de torpeza social que me caracteriza, y otras, en cambio, desplegando mis habilidades hasta llenarme de asombro, como superando el lastre de mi debilidad. Simplemente, lo sé.
Y si aprendemos, no dejamos de ser débiles. Incluso conociendo la forma de atraer la atención, de provocar el deseo, de irrumpir en los sistemas límbicos de todos y de ninguno, seguimos siendo débiles.
Cuando cierro la puerta de mi habitación respiro hondo. La persiana filtra los rayos de luz perfilando la soledad en amarillo y azul, como un holograma, y las partículas de polvo ondean allá en las profundidades turbias del inmenso mar.
No siempre ocurre...no siempre. Antes de hoy hacía meses...Pero si me ocurre y se me ocurre, abro el segundo cajón de la mesilla...lo abro y allí lo encuentro...con su tacto liso, ya un poco gastado...garabatos...que hace ya tanto tiempo se independizaron de su legítimo dueño...Mi punto débil.
Somos hombres. No querríamos suscitar ni la compasión ni las burlas, pero no somos fuertes. Vivimos como bestias en esta existencia de necesidades creadas y sufrimientos aplazados. Y vivimos bien, como si pudiésemos permitirnos malgastar el tiempo. Muchos pactan con la realidad ante la imposibilidad de encontrar lo que buscan, otros, nos rendimos a la dura evidencia... Pero algo nos ocurre a todos: algo nos ocurre a todos, que se nos ocurre, que no se aleja de nuestra mente. Tenemos un punto débil y lo sabemos.
Tenemos un punto débil...
Un punto débil...
Shh...

sábado, 15 de mayo de 2010

Otra escena

Aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago
04.13.09
11.34 (GMT -6)


A-Y entonces le dije...
B-Shh calla...¿No has oído eso?
A-No... tienes que beber menos café...bueno, como te decía, y entonces le...
B-¿Qué es eso que oigo? Es siempre la misma serenata. No, no me has entendido Jack. No hago más que oir esa mierda tuya, "y entonces le dije" "y luego esto otro" "y como me gusta que me la coman con los ojos cerrados" ¡Me tienes hasta los cojones!
A-Un momento. ¡Un momento, pedazo de mierda infecta! ¿Me estás diciendo que te aburro? ¿Me estás diciendo que hablo siempre de lo mismo? Escúchame bien, bastardo: de ahora en adelante escucharás con la puta boca cerrada y los oídos bien abiertos. Y si te parece que esta es la misma mierda de siempre...¡amor!...¡muerte!... ¡amor y muerte!... pues voy a obligarte a decidir...voy a obligarte a decidir qué hago mejor, si amar o morir, si follar o matar, porque voy a joderte, ¿me has entendido?
¡¡¿¿Me has entendido??!!

Estadística y entremés.

Hay estadísticas muy interesantes sobre la probabilidad que existe de follar si llegas a su casa y te quitas la ropa de repente...
-Buenos días, Señor y Señora Stuart, venía a traerles su...
-...
-¡¿Qué cojones?!
(No, hombre, no. Está claro que no me refería a esto...O...¿sí?)


jueves, 13 de mayo de 2010

Un poco de historia

Su boquita de sangre...su nariz apuntada... una melena despeinada que recorria con sus manos de la frente al cuello...Cuando semejante mujer se bajó del coche que conducía, pensé que no me esperaban en el hospital, que el mundo giraba en sentido contrario, que habían llegado a la paz de forma súbita todas las guerras que incendiaban el planeta.

Yo la había conocido por casualidad hacía unos meses, y ella no me recordaba. Se contoneaba con ademanes de aire, de la punta de los tacones a los suspiros de sus labios. Demasiada hembra para mí, jamás me hubiese prestado atención...y yo no pensaba más que en satisfacer sus crueles caprichos de perrita de pedigree.

Pero haciendo un poco de historia logré averiguar que hacía mucho tiempo mi madre había sido amante de su padre, y decidí dar a la sangre una segunda oportunidad y pensé en susurrárselo al oído cuando la tuviese entre mis brazos. Quizá ella también lo supiese, y entonces sería bello saber que de alguna forma estábamos predestinados.

Arsénico

Tenía que decirselo al juez, tenía que decirle que era un mal actor, un mal pintor y un mal poeta, y que era aún peor amante. Y allí, delante de aquella bestia de la mecanografía, de ricitos dorados y blanca sonrisa, allí digo, empecé a confesar todos mis crímenes de la a a la z.
Confesé lo que tenía que confesar, lo que no quiere decir que dijese la verdad. Aquel año había aprendido el valor de una buena mentira, y que la mentira no era eso que hacían los niños de pisar la mierda que se les cayese al suelo para que su madre no la viese. Mentía planificando, con la torpeza del principiante, sí, pero con la impronta de haber sido forjado para ello.
Lo confesé. Confesé que había sido un inconsciente, que mis víctimas no sabían que había cometido todos mis delitos en cierta fase del ciclo lunar, y que creía tener un trastono bipolar de la personalidad en su forma más leve (para no cargar las tintas, claro). Confesé que ninguna de ellas, salvo Cooper, llegó a sospecharlo, y que en cuanto Cooper comenzó a sospechar desaparecí de escena.
Confesé haber utilizado métodos ilícitos (algunos de ellos incluso ilegales) para rastrear sus paseos por internet, a pesar de mis pobres habilidades en informática. Lo confesé todo. El juez tenía mi sentencia en sus manos.



***



No obstante, quizá las víctimas no debían precipitarse. Quizá no estuviese todo aclarado aún. Ellas y sólo ellas tenían en su historia la razón de mis actuaciones, pero con una pequeña restricción: necesitaban confrontar los hechos todas juntas (las cinco).
Aquí ya entrábamos en una cuestión lógica. Se trataba de hallar las intersecciones y las zonas libres de mis múltiples coartadas. Había tenido relaciones sexuales con dos de ellas. Una de ellas me había deseado a pesar de su voluntad. Había amado intensamente a dos de ellas, la primera, por un largo período de tiempo, la segunda por uno breve pero más intenso. Y dos de ellas me habían amado a mí, una hasta perder la cabeza, y la otra hasta perder la dignidad. 5 víctimas, 7 historias, ¿no parece evidente?
Mientras el juez dictaba sentencia, cerré los ojos y respiré hondo. La única forma de que una mentira sobreviviese al paso del tiempo era combinarla con dosis moderadas de verdad. Y entonces recordé una frase que mi padre solía decir, y que había traído de una de sus excursiones a Washington:


"Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo."


Así, se planteaba un nuevo problema a partir del primero. Quizá hubiese hecho todo aquello de lo que yo mismo me reconocía culpable, o no...o todo era un engaño que tomando la forma de un crimen menor me libraba del mayor...y entonces por mis santos cojones que lo era, por mi santos cojones que era un buen actor, un buen pintor, un buen poeta, y un mejor amante.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Vanidad

No he de desmentir nada,
ni la arbitrariedad de mis impulsos,
ni mi pasión frustrada.
Y soy de los insulsos,
callándote del todo en mis discursos,
cuidando la palabra mesurada.
Pues frenando mis pulsos
la boca temperada,
escoge de este juego su buen curso,
y veo mi vergüenza coronada.

sábado, 8 de mayo de 2010

Vivir para olvidar

A veces me lo pregunto. A veces me pregunto si flotamos a la deriva en un mar oscuro, cubiertos por un palmo de niebla (que es el olvido), tan sólo alimentados por el sonido que producen las lenguas de agua sobre los cuerpos flotantes. Veo un montón de barriles sin nombre ni dueño, chocando unos contra otros de forma siniestra. Veo el salpicar sonoro de las aguas a su paso.

***

La evolución ha hecho del hombre un ser poco preparado para la idea de su muerte, y mucho menos preparado para aceptar que su vida no tiene ningún sentido. El hombre orgulloso es por definición un mentiroso. Un ser mentiroso que cree firmemente en la unicidad de su propia identidad, en la verdad de su libertad.
Yo en cambio he vivido cientos de vidas, batido por las ondas de placer y color que mueven la noche de este océano oscuro. He sido y soy. Quizás seré. Pero ninguno de los tres fue, es y será lo mismo.
Y esta noche recuerdo mis amores, cómo busqué el color en cada uno de ellos, y recuerdo los votos que brindé a mis muertos. Y francamente, me apena pensar que hoy no siento nada por lo que ayer hubiese tomado mi vida. Me apena pensar la forma en la que he manipulado mis propios sentimientos, y lo efectivo que he sido en todos los casos, demostrando así a la humanidad entera la falta de objeto de las emociones capitales y la facilidad con las que estas se proyectan sobre un destino tras otro, como las diapositivas en un muro de frío yeso.
Sí, he vivido cientos de vidas, y sería estúpido decir que fui yo algo más que un barril flotando a merced de las aguas. Si soy algo, ese algo es que floto: poco más que una suma extensa de cualidades constantes vinculadas con la flotación y un número infinito de cualidades variables vinculadas con el movimiento. En definitiva, he desplazado las promesas del amor y de la tumba, y cuando digo desplazado, quiero decir incumplido y olvidado. Si alguna vez temblé con la sola imagen del amor, ésta ha ido saltando de faz en faz, y hoy, día en el que mi abuela hubiese cumplido 95 años, pienso que mis recuerdos están perdiendo nitidez, y con ella, la intensidad de mis afectos.

***

Desde su madurez visual a los 6 años, el hombre pierde varios conos retinianos cada día. Quizá flotando lleguemos a una isla de vivos colores, arenas luminosas y verdes palmeras, aguas turquesa y cielos de ensueño. Y quizá allí encontremos un reflejo olvidado de nosotros mismos, más joven y un poco más ágil, si es que vivimos para olvidar. Quizá, señores, quizá, pero yo no pienso quedarme a ver como los años me roban la sensibilidad de los colores, como la experiencia mitiga la pasión de mis inclinaciones, como el sonido del despertador amortigua la ambición de los rayos de nuestro sol.
(Y por eso voy a tatuarme en el cuerpo mi pasado, porque quizá un día en ese océano, o en la sala de curas de un centro para dementes y seniles, encuentren al lavarme una historia de dolor y placer sin sentido, una historia que no se vaya con el agua ni la sal, y pueda así prevenirles de la importancia de todos y cada uno de nosotros sobre este mundo. Cerremos ahora los ojos, y reconozcamos que sólo los sueños nos devuelven la nitidez de aquello que nunca podrán quitarnos, y que la memoria ya no puede devolvernos: nuestro pasado).

miércoles, 5 de mayo de 2010

Ventilador




Voy a comprarme un ventilador de segunda mano,

...

pero por puro romanticismo,
...

no por necesidad.