lunes, 29 de marzo de 2010

Mi vieja amante

Ay de mi vieja aman-te
como mesa de fami-lia
usada siempre por to-dos,
cuidada nunca por na-die.

Adivinanza

Me levanto pensado, igual que me acosté, en las mil y una formas de incitar la curiosidad, y hoy es mi lista mayor que cuantos fueron los que bajo los muros de Ilio llegaron.
Será mejor que no subestimes los progresos de mi duro entrenamiento, al que me someto, como ves, desde antes del amanecer: fingir inocencia o aparentar dominio, entregarte un alma atormetada, o por el contrario, pretendidamente indolente...
Ojalá aparezca muerto sin explicación un día, consumido por mi férrea disciplina, o mejor aún por los dulces frutos de mis trabajos.