lunes, 17 de mayo de 2010

El día de los débiles

Aprendemos a ser fuertes y fríos, aprendemos a sonreir y a caminar después de la catástrofe. Los débiles somos así: demasiado estúpidos para ofrecer una pizca de atractivo al mundo, por mucho que seamos tras el cerco de la intimidad; demasiado francos para crear humor o arte, para vender y comprar en el mercado de las relaciones sociales. Somos incapaces de conseguir lo que merecemos. Lo sé porque he estado desnudo algunas veces, algunas sin ser capaz de quitarme esa mugre de torpeza social que me caracteriza, y otras, en cambio, desplegando mis habilidades hasta llenarme de asombro, como superando el lastre de mi debilidad. Simplemente, lo sé.
Y si aprendemos, no dejamos de ser débiles. Incluso conociendo la forma de atraer la atención, de provocar el deseo, de irrumpir en los sistemas límbicos de todos y de ninguno, seguimos siendo débiles.
Cuando cierro la puerta de mi habitación respiro hondo. La persiana filtra los rayos de luz perfilando la soledad en amarillo y azul, como un holograma, y las partículas de polvo ondean allá en las profundidades turbias del inmenso mar.
No siempre ocurre...no siempre. Antes de hoy hacía meses...Pero si me ocurre y se me ocurre, abro el segundo cajón de la mesilla...lo abro y allí lo encuentro...con su tacto liso, ya un poco gastado...garabatos...que hace ya tanto tiempo se independizaron de su legítimo dueño...Mi punto débil.
Somos hombres. No querríamos suscitar ni la compasión ni las burlas, pero no somos fuertes. Vivimos como bestias en esta existencia de necesidades creadas y sufrimientos aplazados. Y vivimos bien, como si pudiésemos permitirnos malgastar el tiempo. Muchos pactan con la realidad ante la imposibilidad de encontrar lo que buscan, otros, nos rendimos a la dura evidencia... Pero algo nos ocurre a todos: algo nos ocurre a todos, que se nos ocurre, que no se aleja de nuestra mente. Tenemos un punto débil y lo sabemos.
Tenemos un punto débil...
Un punto débil...
Shh...

1 comentario:

Ray Haller dijo...

Quiero comentar algo pero no hay nada que añadir. Alguien tiene que admitirlo de vez en cuando. Gracias.