domingo, 18 de abril de 2010

Retrato de un hombre vencido

No encuentro la forma de decirlo y las palabras deshacen la intensidad de mis pensamientos. Suena el reloj. Siento cómo el amanecer fuerza la ventana de mi habitación. Aún sin abrir los ojos, veo el vapor que se eleva sobre el pelo de las ratas imitando las formas de tu cuerpo.
Sé que fuera hace frío. Con los labios bajo las sábanas, susurro algo hacia mi pecho. Pronto cesa el breve engaño y la dureza blanca de tu ausencia me aprisiona en mi cordura.
Así comienzan las mañanas. Hago una cosa y la otra. Voy a misa temprano, expuesto al aire de la ciudad que compartimos. Olvido el frío y camino despacio, porque no hay nada mejor que saberme respirar los restos de tu aliento. Y aún en el momento más sagrado, cuando el sacerdote levanta la Carne, cuando adoro a mi Dios con todo el fervor, postrado ante el misterio de la Consagración…aún en ese momento, infectas mi mente con tu santa imagen. Es entonces (con el anuncio de la transfiguración que hace una pequeña campana) que sueño que rezo a tus pies, abandonando la cabeza en tu regazo, entregando al altar de tu placer la más tierna de mis oraciones… Y los fieles que me rodean, confunden mis exhalaciones con el éxtasis más puro; y lágrimas de esas, lentas y pesadas como las gotas de la cera, se dejan caer para estrellarse contra el reclinatorio.
Parece inevitable. Voy a morir de amor y me niego a recibir el Santo Sacramento. Mis días transcurren en esa apatía letal de la fiera que se entrega a su destino. Soy un blasfemo, pero temo menos al ejército de ángeles que viniera a castigarme que vivir un sólo minuto más sin ti, y no deseo otra cosa que morir en pecado si es verdad que no puedo conseguirte.
Por favor, te lo ruego…

1 comentario:

mar_ti_tras dijo...

en el terreno de los sentimientos y emociones relacionados con el amor, nunca hay un vencedor y un vencido, solo quedan experiencias, unas mejores y otras peores, pero siempre quedan recuerdos y nuevas lecciones que te ayudan a enfrentarte a nuevos retos, y cuantas más experiencias mayor eficacia a la hora de enfrentarte a nuevos retos...

Pero si tuviese que elegir perder en alguna batalla, sin duda elegiría una batalla que fuese por amor,al fin y al cabo, esas cosas son las que te hacen sentirte vivo...

(me gustó mucho tu texto)