domingo, 3 de mayo de 2009

Estudio

Los subrayadores recorren los renglones, torcidos, en las manos de los estudiantes. Sus ojos siguen la trayectoria deseando una revelación y la siguiente y la siguiente…cada deseo en milésimas de segundo, ansiosas y pasionales milésimas de segundo.
Al contacto, las nubes hacen un ruido de frote o roce, que son relámpagos de oscura comunicación, y dejan llover en las hojas blancas y surcadas de historias, brillos húmedos: cristales de sensualidad.
Respiran con los dientes apretados, para no dejar escapar demasiada tinta de una vez, “pouring” en el suelo frío y seco, como un desierto: poco tiempo basta para que los reflejos que arranca el flexo a los regueros, desaparezcan absorbidos por las furiosas arrugas de las fibras de celulosa. Succionan, sorben, chupan chorros de tinta que no tiene color; y exhalan ruidosamente, irguiendo a veces tímidos alfileres de papel o piel y contrayéndose de placer en un ruido característico de cualquier habitación de estudio.
Cuarenta dedos, depende de cómo se toque, luchan contra las grietas del tiempo, y encuentran placer en sondear viejas heridas y arañar cicatrices de aquellas hojas que los estudiantes repiten y repiten, trabajadas por el sudor y los susurros, tiernas como manzana cocida o como un niño recién nacido.
Estos cuarenta ladrones roban remolinos azabache de la “a” y la “o”, vocales abiertas de forma más elocuente sobre los textos difíciles; y de la “h”, que en las provincias del Sur nunca es muda, sino aspirada.
Y pasan hojas, a veces rápidamente, anticipándose en su avaricia en las revelaciones...a veces lentamente, tratando de memorizar la contraseña que estaban leyendo antes de que el dorso del dorso termine haciendo del blanco ese suspiro de paradójica desesperación y requerida esclavitud: “…ya no puedo más…”.
Así, hay páginas pesadas, que se abren con esas palabras mágicas que a los 18 dejaron de ser “por favor” y “gracias”; y hay páginas ligeras, como velos o sábanas, que se enrollan en los deseos largos o redondos o con formas más complejas, y que son las que más ruido hacen, entre las anillas que unen hojas de carne tierna y suave, de fibras furiosas y seXo par o impar.

1 comentario:

adictaacruzarenrojo dijo...

Estoy orgullosa de ti...eres grande mi querido doctor...